He buscado tu cuerpo desnudo entre las sábanas revueltas, con la piel encendida por el aroma cercano de la tuya. He besado tu espalda cálida y dormida, que me ha devuelto la calma de tu respiración pausada y tranquila.
He encontrado tu mano yacente y he entrelazado con tus dedos mis dedos, buscando en el silencio la paz para reencontrar el sueño perdido. He permanecido quieta y callada, sintiendo cómo se entienden nuestras pieles tan sólo con un leve roce, cómo casan, cómo conforman el maridaje perfecto. Tú la carne y yo el vino tinto que la acompaña. Tú el postre y yo el vino dulce que lo adereza. Tú las fresas y yo el cava que las ensalza.
Y así, poco a poco, entre pieles desnudas y etílicos aromas, te he encontrado de nuevo en mis sueños y he sentido cómo has llenado de besos mi copa vacía…
Ana a secas
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