Tú la sal y yo la lengua para lamer las heridas.
Tú el dolor y yo el bálsamo con que aliviarlo.
Tú la sangre y yo el corazón para bombearla…
Tú la ira, la rabia contenida, el desgaste, los quebraderos de cabeza.
Yo la calma, la sonrisa regalada, las ganas de seguir, la facilidad de la palabra.
Tú la mentira y la ironía, yo la búsqueda de la verdad y la otra mejilla.
Tú y luego tú y más tú y de nuevo tú.
Y yo… por suerte… lo contrario a ti!
impresionante... y luego dices que no escribes poesía... :P
ResponderEliminarEsto es un belleza. En el texto se avizora cierto dolor pero no resentimiento en relación a ese "otro". Asumes con claridad lo que sientes y lo que eres, sin resignar nada por amor.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.